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Miércoles, 8 de Enero del 2025

Elecciones legislativas 2025: visión de futuro y capacidad de gestión

Según los informes de la Organización de las Naciones Unidas sobre desarrollo urbano, en la Argentina, el 92% de la población vive en centros urbanos. Dentro de este panorama, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) destaca como una de las cuatro megaciudades de América Latina, con más de 10 millones de habitantes. Este dato es crucial al analizar las próximas elecciones legislativas de 2025, ya que pone en relieve la necesidad de un liderazgo político que entienda y responda a los desafíos de una ciudad profundamente urbanizada.

PAIS URBANIZADO
Planificar políticas públicas para una población mayoritariamente urbana, como la de Buenos Aires, no es lo mismo que hacerlo para un país con una distribución equitativa entre áreas rurales y urbanas. La Argentina comparte con Bélgica, Japón y los Países Bajos el estatus de ser uno de los países más urbanizados del mundo. Por lo tanto, el diseño de políticas debe enfocarse en fortalecer la economía urbana, fomentar la generación de empleo y mejorar la calidad de vida de quienes habitan en entornos donde las actividades agropecuarias no son viables.
Este contexto exige que los candidatos a las elecciones legislativas de 2025 posean una sólida capacidad de gestión, ética y compromiso. No se trata solo de implementar políticas que acompañen el desarrollo urbano, sino de liderar una transición hacia un modelo económico y social que potencie las oportunidades en la ciudad y enfrente los desafíos de manera innovadora.

LIDERAZGO POLITICO
La Ciudad de Buenos Aires necesita representantes que no solo tengan carisma o respaldo mediático, sino que estén preparados para asumir responsabilidades inmediatas. En una sociedad agotada por las promesas incumplidas y la falta de resultados tangibles, el margen de error se ha reducido drásticamente. Hoy, más que nunca, el tiempo perdido en improvisaciones políticas se traduce en más desigualdad, inseguridad y pobreza.
En las elecciones legislativas de este año, los porteños tendremos la oportunidad de elegir representantes capaces de diseñar y ejecutar políticas que aborden los problemas de la concentración urbana.
La administración eficiente de los espacios públicos y privados, la generación de empleo no agropecuario, el desarrollo de servicios de calidad, la seguridad y el fortalecimiento de sectores como la industria del ocio serán temas clave. Este enfoque no puede quedar en manos de políticos que solo buscan aprender en el cargo o hacer discursos vacíos.

CAMBIO INEVITABLE
El fenómeno del desarrollo económico urbano no es exclusivo de Buenos Aires, pero su magnitud en el AMBA lo convierte en un tema prioritario. Este cambio global obliga a los dirigentes políticos a repensar sus enfoques y a estar preparados para abordar las demandas de una sociedad en constante transformación. Si hay algo que nos ha quedado claro en los últimos tiempos es que, con el discurso ideológico, en el mundo de hoy, no se resuelven los problemas.
Ha quedado claro también, que la sociedad ya ha asumido culturalmente como propios, principios que constituían una división varias décadas atrás, pero que han sido solucionados como diferencia y se han transformado en parte de la historia o en la base para definir la política del siglo XXI.
En el mundo se está discutiendo el nacimiento de nuevas ideologías dentro del sistema unipolar instalándose la confrontación entre el capitalismo cruel y el capitalismo con sensibilidad social.
En este escenario, no hay lugar para el discurso vano, para la retórica política y mucho menos para la ineptitud o la improvisación. Pero está en cada uno de nosotros el poder de elegir el camino, porque en la sumatoria de nuestras decisiones individuales, se expresará la opinión colectiva.
Es en este contexto, que el voto en 2025 será más que una elección: será una declaración de confianza en un proyecto político capaz de construir una Buenos Aires inclusiva y moderna. Los ciudadanos tendremos la responsabilidad de exigir candidatos con preparación, visión y la capacidad de cumplir con sus mandatos, entendiendo éstos como una obligación de hacer.
El desafío es claro: construir un futuro mejor para una ciudad que encarna las tensiones y oportunidades del siglo XXI. En la suma de nuestras decisiones individuales, se definirá el camino colectivo hacia una Ciudad de Buenos Aires autónoma, más próspera y equitativa.